
Vaya por delante que me cuestan mucho los cambios incluso los más pequeños. Pero no a nivel de ánimo sino a nivel de acostumbrarme. Ya sea un cambio de domicilio, de ciudad, de rutinas…
¡Y ya no os digo los cambios horarios!
¿Pues voy y vuelvo de Lanzarote en 5 días de primeros de Noviembre después de haber cambiado la hora el último sábado de Octubre por el horario de invierno?
Ya llevaba días con el «¿pero de antes o de ahora? ¡Y yo que sé si todas las cadenas de televisión ya se han ajustado al nuevo horario! TVE1 dice las 22.00 ¿de ayer o de hoy? ¿El móvil la cambia automáticamente? Ahhhh… ¿Y el reloj de la cocina está también actualizado Jaume o es la hora de ayer a esta hora? Pues lo dicho volar a Lanzarote a los pocos días y lo mismo… «Mami tengo examen a las 12.00» Ya pero… ¿ la hora de allí o la de aquí? Ay mami pues la de aquí
Lanzarote 13 de Noviembre de 2024: A parte de que el turismo activo cansa llegar a las 20.00 muerta me hace pensar que mi cuerpo serrano está en las 21.00 de ayer en la península y en las 22.00 de hace dos semanas del horario de verano ¿Qué no? Si lxs niñxs notan tanto estas cosas será por algo y yo pues igual
Volamos a Barcelona y el avión sale con retraso pero gracias al viento en cola en vez de estar 3 horas estamos 2 hr y 20′ Luego coche a Lleida y por fin llegamos a casa.
¡¡Son las 2.30!! ¿Hora peninsular? Siiii hora de aquí y ahora.
¿Lo véis? Si ya lo decía yo. Hay que vivir «aquí y ahora» para que todo fluya
Ya no os digo lo que me puede suponer a mí un vuelo transoceánico con jet-lag incluído…
PD: Sueño con tener un sueño reparador de por vida: 7- 8 horas ininterrumpidas y con sueños bonitos.
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